jueves, 4 de abril de 2013

Historia Del Barranco de Santos: Parte 1

Pasada la Semana Santa, una semana que hemos aprovechado para buscar gran cantidad de información sobre el Barranco de Santos y su historia. 

Paisaje y patrimonio, belleza y arquitectura, símbolo y lugar relevante de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, el Barranco de Santos debe su nombre al ilustre Diego Santos, uno de los primeros pobladores de Santa Cruz. Una de los primeros usos que dio la población al Barranco tuvo lugar en su desembocadura como varadero para la construcción de algún navío. 
Este barranco, que tiene su inicio o nacimiento en la cumbre del lugar de Jardina (las Mercedes) La Laguna, en el vértice que divide los valles de Tahodio y de Jardina, es uno de los  más emblemáticos de la isla de Tenerife. En él se han desarrollado algunos de los pasajes históricos más notables de la conquista de la isla por parte de los españoles, estableciéndose en sus inmediaciones el primer campamento de la conquista, donde sus moradores (localizados en un poblado que existía a la altura del actual  barrio del Becerril)  formaron el primer contingente de prisioneros durante la guerra abierta, deportándolos a los mercados de esclavos de Sevilla y Valencia.

El Barranco de la Conquista
Cuevas del Barranco de Santos
Los barrancos, y en concreto el Barranco de Santos, en principio los propios guanches los escogían para establecerse, pues además de sus aguas aprovechaban como moradas las cuevas volcánicas naturalmente formadas en sus márgenes. Son incuestionables las evidencias que confirman la existencia del asentamiento aborigen a lo largo del cauce. Está demostrado que el área que ocupa el actual Santa Cruz no estaba deshabitada antes de la llegada de los castellanos, ni  siquiera era lugar de pastoreo de los guanches de Anaga. Los numerosos hallazgos arqueológicos realizados hasta tiempos recientes son pruebas contundentes de la existencia de núcleos sedentarios, por lo que puede asegurarse que la capital de la isla nació “sobre el mismo emplazamiento del primitivo poblado de cuevas.” Estas cuevas comenzaron a ser utilizadas con idéntico fin por los colonizadores. Además, al irse transformando la economía pastoril hacia una estructura de cultivos de subsistencias, los colonos aprovechaban estos ensanches para la agricultura. Con el transito de los años, va extendiéndose la población, y las cuevas del barranco continuaran desempeñando la función de habitación. Según hemos recogido de algunas fuentes de información, “en el siglo XIX aún hay muchas ocupadas, y a pesar de sus malas condiciones y de los peligros de hundimiento y de inundaciones, la situación perdurará durante siglos, prácticamente hasta nuestros días”.

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