Un lugar de batallas.
El invasor Alonso de Lugo |
Una de las primeras batallas conocidas es la Batalla de Aguere, donde el invasor Alonso de Lugo y su ejército de
mercenarios (después de la derrota que estos habían sufrido en la batalla de
Acentejo), decide retomar su principios de invasión por esta vertiente chicharrera, concretamente
por el puerto de Añaza -Santa Cruz, en la noche del 13 de Noviembre de 1595. A pesar de haber
durado el conflicto varias horas, no se
llego a un mutuo acuerdo de victoria, hasta que Fernando de Guanarteme, quien
abandonando el campamento de Añaza, donde el general Alonso de Lugo le había
dejado de retén, subió a La
Laguna acompañado de sus huestes e interviniendo en la
batalla inclinó esta en favor de los españoles.
En esta batalla se distinguieron entre
tantos Kebehi Benchomo y su hermano
Chimenchia. Recogen los cronistas que Chimenchia, armado con una alabarda
ganada en la batalla de Acentehun (Acentejo) , se defendía mal herido de sus
opresores hacía las faldas de la montaña de Sejéyta,-hoy de San Roque, -por un
paso existente al final de la actual calle de molinos de agua, en su
convergencia con el camino viejo de La Verdellada
Es en este punto de unión, en el centro del barranco, donde
se desarrolló el episodio de la persecución y muerte de Chimenchia, y de su
hermano Kebehi Benchomo, a manos de un soldado de a caballo conocido como
Martín Buendia.
La ampliación y mejora de sus instalaciones.
Obras de ampliación en el Barranco de Santos |
Continuando con la historia de este
barranco, se data que en 1754 se abre al tráfico el puente Zurita, para
mantener transitable el camino que comunicaría santa cruz con la laguna. A
partir de entonces Santa Cruz contó con dos caminos a lo largo de otros tantos
barrancos: el ya citado, que partía del barrio del Cabo, y el que desde La Caleta subía por el
barranquillo del Aceite hasta el nuevo puente. Ambos venían a unirse poco más
abajo de la actual Cruz del Señor. Tras este acontecimiento la población
empieza a crecer y a desarrollarse cada vez más al norte y sus construcciones
fueron ocupando el espacio comprendido entre el centro aglutinado de la
parroquia, entonces conocida como iglesia de la Santa Cruz , y el
embarcadero de la Caleta
de Blas Díaz. Los motivos de este desplazamiento fueron, sin duda, la apertura
de pozos de agua potable en la calle de Las Norias, el tráfico comercial que se hacía por la Caleta y la construcción
del castillo de San Cristóbal.
Desde ese mismo instante, el barranco
de Santos, pórtico de la colonización y eje primario de la expansión hacia el
interior de la isla, adquiere el carácter de profundo límite físico de la
población, peculiaridad que se prolongará casi hasta nuestros días.
Capítulo aparte se merece la interminable historia del puente de El Cabo, un puente creado para cubrir la necesidad de comunicar el barrio de El Cabo y el de la iglesia, La Iglesia Matriz de la Concepción.
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