sábado, 6 de abril de 2013

Historia del Barranco de Santos: Parte 2


Un lugar de batallas.
El invasor Alonso de Lugo
Una de las primeras batallas conocidas es la Batalla de Aguere, donde el invasor Alonso de Lugo y su ejército de mercenarios (después de la derrota que estos habían sufrido en la batalla de Acentejo), decide retomar su principios de invasión  por esta vertiente chicharrera, concretamente por el puerto de Añaza -Santa Cruz, en la noche del 13 de Noviembre de 1595. A pesar de haber durado el conflicto varias  horas, no se llego a un mutuo acuerdo de victoria, hasta que Fernando de Guanarteme, quien abandonando el campamento de Añaza, donde el general Alonso de Lugo le había dejado de retén, subió a La Laguna acompañado de sus huestes e interviniendo en la batalla inclinó esta en favor de los españoles.
En esta batalla se distinguieron entre tantos  Kebehi Benchomo y su hermano Chimenchia. Recogen los cronistas que Chimenchia, armado con una alabarda ganada en la batalla de Acentehun (Acentejo) , se defendía mal herido de sus opresores hacía las faldas de la montaña de Sejéyta,-hoy de San Roque, -por un paso existente al final de la actual calle de molinos de agua, en su convergencia con el camino viejo de La Verdellada Es en este punto de unión, en el centro del barranco, donde se desarrolló el episodio de la persecución y muerte de Chimenchia, y de su hermano Kebehi Benchomo, a manos de un soldado de a caballo conocido como Martín Buendia.

La ampliación y mejora de sus instalaciones.
Obras de ampliación en el Barranco de Santos
Continuando con la historia de este barranco, se data que en 1754 se abre al tráfico el puente Zurita, para mantener transitable el camino que comunicaría santa cruz con la laguna. A partir de entonces Santa Cruz contó con dos caminos a lo largo de otros tantos barrancos: el ya citado, que partía del barrio del Cabo, y el que desde La Caleta subía por el barranquillo del Aceite hasta el nuevo puente. Ambos venían a unirse poco más abajo de la actual Cruz del Señor. Tras este acontecimiento la población empieza a crecer y a desarrollarse cada vez más al norte y sus construcciones fueron ocupando el espacio comprendido entre el centro aglutinado de la parroquia, entonces conocida como iglesia de la Santa Cruz, y el embarcadero de la Caleta de Blas Díaz. Los motivos de este desplazamiento fueron, sin duda, la apertura de pozos de agua potable en la calle de Las Norias, el tráfico comercial que se hacía por la Caleta y la construcción del castillo de San Cristóbal.
Desde ese mismo instante, el barranco de Santos, pórtico de la colonización y eje primario de la expansión hacia el interior de la isla, adquiere el carácter de profundo límite físico de la población, peculiaridad que se prolongará casi hasta nuestros días.

Capítulo aparte se merece la interminable historia del puente de El Cabo, un puente creado para cubrir la necesidad de comunicar el barrio de El Cabo y el de la iglesia, La Iglesia Matriz de la Concepción.

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